No podía faltar en la bitácora el filósofo más determinante e influyente de los últimos dos siglos sin discusión alguna: Karl H Marx.
La obra de Marx, en pleno auge de la revolución industrial en Europa, distorsionó el paisaje hasta ese momento vigente y dio paso a nuevos sistemas y modelos sociales en todo el orbe. Padre del socialismo y el principal de los inspiradores del comunismo, a Marx se le deben muchos de los derechos adquiridos por los trabajadores, impensables en su época, y la regulación moderna entre las fuerzas económicas, el capital y el trabajo, en la actualidad.
Su obra, bajo mi punto de vista, presenta lagunas importantes, lo que dio pie a interpretaciones erróneas y cuestionables por parte de muchos Gobiernos y dirigentes contemporáneos. Marx pecó de demagogo y condescendiente para con el ser humano. Se alejó del acertado y vergonzoso discurso de Maquiavelo y su inexorable axioma que reza: "el hombre es un lobo para el hombre".
Siguiendo con mi interpretación particular, las últimas palabras de Marx hace que me reafirme en lo último que os he escrito. Esas palabras fueron para su íntimo Engels y fueron estas: "yo, desde luego, no soy marxista".
Os dejo un interesante vídeo comentado y presentado por el mejor filósofo español del momento, Fernando Sabater, en el que se resume su vida y obra. Os recomiendo como lectura de cabecera "El Capital", un postulado indispensable para conocer la historia de la humanidad en los dos últimos siglos.
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