Estos días, con la solicitud de rescate por parte de la vecina Portugal, ha vuelto a ponerse de moda el asunto de las Quiebras Soberanas. Un hecho este que muchos profanos creen que son desconocidos e impensables en otras épocas... y se equivocan.
El país que tuvo el dudoso honor de estrenar dicho concepto en la historia fue, como no, el nuestro. Fue allá por el año 1.557 d.C cuando el mundo supo de la primera soberanía que dejó de atender el pago de sus deudas a sus deudores, para desgracia de la familia Fugger sobretodo. Nada menos que doce veces más recurriría al impago de lo reclamado en préstamo nuestro país. La última de ellas tras la guerra civil, cuando el régimen de Francisco Franco no reconoció la deuda soberana de la República, sí la de su bando, aduciendo que no había dinero en las arcas públicas para atenderla.
Nuestro país, como ya estáis leyendo, es todo un especialista en eso de practicar el "simpa" con sus acreedores. Varias circunstancias históricas y endémicas han hecho que tengamos tan dudosa reputación en la historia de los mercados financieros.
Esas causas endémicas son dos. La primera es que la ausencia de emprededores en nuestra economía se ha traducido en el peso y responsabilidad del Estado a la hora de acometer cualquier obra de infraestructura. Estar a la par con el resto de potencias europeas al respecto ha requerido obras faraónicas que pusieron en jaque las cuentas del estado en un buen puñado de ocasiones. La segunda causa fue mantener el alto coste que suponía el proteger el mayor imperio de la historia del planeta con costosas operaciones bélicas... desde Flandes hasta las Filipinas, pasando por las Indias, pasearon nuestros ejércitos bajo la promesa de una soldada que más de una vez nos llevó a la bancarrota. Algunas excepciones hubieron en los motivos que nos condujeron a la bancarrota como fue la disparidad de política económica de la casta política a lo largo del siglo XIX, siendo este motivo reflejado en su máxima expresión en los tiempos de la facción Conservadora liderada por Cánovas del Castillo y la Progresista de Sagasta, ¿les comienza a sonar de algo?
Carlos I de España y V de Alemania
El concepto de Deuda Soberana es de paternidad justamente adjudicada a nuestro rey Carlos I de España y V de Alemania. A la muerte de su padre Maximiliano I, en el año 1519, el primer Austria de nuestros monarcas se lanza en competición diplomática en pos del título de "Emperador de los Romanos" con el rey de Francia, Francisco I. La campaña es sufragada por Jakob Fugger que acepta el riesgo de tan costosa campaña con la condición de que Carlos I asumiera la deuda que ya tenía adquirida con él Maximiliano I.
El prestamista Fugger obliga a firmar a Carlos I unos reales asientos donde se recoge la cantidad prestada más sus intereses y establecía como garante las minas de plata, oro y sal y los impuestos que se cobraban en Castilla en caso de la desatención de la susodicha deuda. Así nació la Deuda Soberana.
El problema para Fugger fue que por aquel entonces no existían las agencias crediticias que evaluaban los riesgos y que Felipe II heredó un vasto Imperio "donde no se ponía el sol" y era costosísimo de mantener. Al poco tiempo de comenzar a reinar tuvo que proceder a la "suspensión de pagos de los reales asientos" debido a varios problemas. dichos problemas eran el alto coste militar que suponía mantener el Imperio, la hiperinflación que provocaba la llegada de grandes cantidades de oro de las Indias y el coste de la construcción de un aparato administrativo o de Estado con sus correspondientes, y corruptos, funcionarios (Cervantes fue uno de ellos... encarcelado por apropiación de impuestos, claro).
Felipe II.
Hasta tres veces tuvo que recurrir a la bancarrota el monarca Felipe II, acabando así con la fortuna de la casa Fugger y añadir la extrema dificultad de obtención de financiación externa para sus campañas bélicas. Se había dictado sentencia; a partir de ese mismo instante el Imperio estaba condenado a desaparecer con el tiempo.
También es patente nuestra el concepto del "Banco malo" (ése propuesto ahora por algunas cajas, lideradas por la Bankia de Rato, que consiste en cargar todos los activos tóxicos en un banco en cuya financiación participarían las entidades financieras en proporción alicuota a la cantidad de "porquería" que aportan y el Estado. Es una solución factible para evitar las descalificaciones de las agencias crediticias, controlar el volumen real de dichos activos tóxicos por parte del BCE y conseguir que las entidades, una vez limpias, puedan hacer fluir el crédito y su actividad bancaria con normalidad). El padre de dicho concepto financiero fue Carlos III, que creó el Banco de San Carlos... entidad que se encargaba de descontar el "papel" real y de liquidar el correspondiente 4% de interés fijado por el monarca. También era la entidad encargada de contratar los suministros militares y pagar la deuda exterior. Los inversores privados no encontraron negocio en la singular fórmula y dicho banco sobrevivió cargado de deudas hasta su absorcion por parte del Banco de San Fernando en el año 1829.
Os dejo un cuadro con todas nuestras bancarrotas a lo largo de la historia y con ello cerramos el capítulo de las mismas y nos centramos en las consecuencias... pero eso será en la segunda entrega del artículo la semana que viene.
MUy bueno
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